El
‘Mercadito’ de la UAS
La
mañana es soleada pero las bancas repletas. La gente llega por montones a
saciar y reponer su energía.
Uno se siente como niño que va llegando
al parque diversiones, que recorre la entrada hasta llegar a los juegos, juegos
que esta vez se convierten en puestos; tienditas con toda la variedad que uno
se puede imaginar jamás. Todo llama, tomo envuelve y te enreda más y más.
Ingenieros y Arquitectos, comunicólogos
y abogados, todos se suman para engrandecer el mercadito que los satisface; que
en ocasiones hace recordar el sazón de la madre, que enamora con sus tortas y tacos,
gorditos, panes, tostadas y hasta galletas y tostilocos; todo lo que hace
grande y cálido un receso después de horas cansadas.
Acalorado… se siente el joven que llega
tarde, que corrió y corrió para entrar a tiempo, que después de todo entro con
apuros, para que al final bebiera un refresco, un refresco al lado de unas
chicas que tenían mucho que platicar porque no les basta el salón; la tiendita
será el buen confidente que ellas necesitan a cualquier hora.
Y que a nadie se le olvide, que lo
escolar también importa, que en el 17 y el 18 todo está a la mano, que trabajan los siete días, y se
remodelan con el tiempo; esas papelerías que no nos fallan, que forman parte
importante del mercadito hasta el final, y que se ‘retacan’ con furor a
millares cuando el semestre se hace viejo.
Por eso y mucho más, el mercadito se
contempla con grandeza, se consume y nos consume con productos que nos gustan,
con papeles que el maestro pide a raudales durante cinco meses; todo congeniado
con nosotros los alumnos que un equipo para establecer una sociedad, que
nuestra ‘madre’ la UAS nos brinda, todo con el fin… de Satisfacernos!!!
Alexis
García.
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